cambios

miércoles, 9 de septiembre de 2009

Todo está cambiando...y a ratos siento que las cosas me superan.

Una mudanza. Un trabajo que detesto cada vez más, con un ambiente que detesto cada vez más. Un máster que no acaba de arrancar, ¿o sí?. Un viaje largo, pronto, pero aún sin fecha. Incertidumbre; andar sin saber hacia dónde va el camino; o si me he salido de él...si hay camino alguno.

Pero hoy, la dueña del bar donde tomo los cafés, me ha regalado una barrita de chocolate con el cortado. Para celebrar mi vuelta de las vacaciones. Había perdido la costumbre de pasarme a tomar café (¡porque ahora tengo una magnífica cafetera en casa!), pero hoy he recordado cuánto me gustaban esos 5 minutos antes de subir a la oficina.

Y me siento, con el aire acondicionado apagado, ahora que estoy sola, y escucho Manel, y me gusta mucho.



Aquí está la letra, y abajo una traducción al castellano ;)



maca

sábado, 4 de julio de 2009

una cosa es tener un perro, y otra muy distinta es tener un carlino.maca

y otra es tener a Maca.

narrador

A veces, después de estar leyendo (especialmente a Murakami) o al terminar de ver una película, tengo la necesidad de narrar mentalmente lo que hago. Todo lo que hago, aunque sea la cosa más absurda.

"Júlia abrió la nevera, aunque sabía que dentro sólo había un limón viejo y sobras de arroz con verduras. Sostuvo la puerta abierta un momento, sintiendo el aire frío del aparato. Al cerrarla, fijó la vista en aquella postal que conocía de memoria. "Blue without you" decían unas letras (azules) sobre fondo blanco. Al lado, una fotografía de ellos dos, la tarjeta del restaurante japonés a la asdfque él la llevó en la segunda cita y una nota para recordar que había que comprar detergente".

"Se sentó en la cama, delante del montón de ropa limpia. Prenda a prenda, las doblaba cuidadosamente y las apilaba una encima de otra. A un lado su ropa, al otro la ropa de él."

Otras veces son cosas puntuales, y más cortitas.

Como cuando corro hacia el autobús en invierno, sujetándome el cuello del abrigo para que no entre el frío.

O cuando me despierto a media noche y me abrazo a tu espalda, sigilosamente.

O en el primer chapuzón del año, cuando se me corta la respiración por la temperatura del agua.

También cuando me das un abrazo repentino si nos cruzamos en la cocina.

O cuando consigo la luz que quería en una fotografía.
flors

ella



Él consiguió que ella se sintiera bonita.

rutina asfixiante

Cierra la puerta con llave, dos vueltas. Corre hacia la parada del autobús y se sube al primero que pasa, todos le vienen bien. Se baja cuatro paradas después; entra en el metro. Como siempre, ya no quedan periódicos y no tiene nada que leer. Una estación, dos, y baja. Alguien bloquea el lado izquierdo de la escalera mecánica.

Llega a la oficina diez minutos tarde, pero, como siempre, no hay nadie para darse cuenta. Deja el bolso en su silla; la luz roja del contestador no parpadea. Últimamente no llama nadie, nunca. Bosteza estirando los dos brazos. Cuelga la chaquetita y el pañuelo en el perchero; todavía queda un buen rato hasta que llegue alguien.

Mientras su computadora se enciende, ella sube las persianas y abre las ventanas para que entre un poco del aire fresco de la mañana. Sale a las escaleras de incendios y mira hacia abajo. Busca con la mirada a la señora mayor que pasea al perro negro enorme, cada día a esa hora. Cuando ve a su jefa doblar la esquina, vuelve a entrar. Se sienta a su mesa y espera a escuchar el ruido de las llaves en la puerta. "Hola", "Buenos días" y un "qué tal" que ni espera ni quiere oír respuesta.

Un rato más tarde, cuando el silencio incómodo está a punto de hacerse insoportable, llega la jefa de ambas. Pregunta si hay llamadas, "No". O mensajes "Tampoco". Se pone a redactar algo. Ella no sabe qué hacer y ya está cansada de ir mendigando tareas. Suena su teléfono; es él. Una llamada de un minuto escaso, hablando en un rincón de la oficina, que le permite evadirse momentáneamente. Después, vuelve a su mesa.

Se siente inquietantemente prescindible, lo cual no ayuda en nada a su ya de por sí frágil estabilidad emocional. Las cinco horas hasta el descanso de mediodía se hacen eternas...

Por las tardes, sólo va ella a la oficina. Mejor, le gusta disfrutar del silencio cómodo.

amsterdam

A finales de marzo, Ale y yo hicimos una escapadita de tres días a Amsterdam. Dejamos a Maca con sus abuelos (mis padres), hicimos las maletas y volamos.

No me apetece escribir mucho, así que haré un resumen fotográfico, o como queráis llamarlo.



Nos levantamos a las 4 de la mañana para estar a las 5 en el aeropuerto. Llegamos a Amsterdam y estaba lloviendo; no teníamos habitación hasta la 1, así que paseamos por el centro.


Un árbol en Spui





Hacía un día bastante gris. Nos fuimos al hotel a descansar un ratito.




Al atardecer volvimos a salir. Amsterdam estaba lleno de gente.





Ale me llevó a un restaurante tailandés, "The Bird".
Un sitio muy bonito y agradable, con comida buena y abundante.
Y picante, muy picante.



Esperando la comida.




Al salir, paseamos por el barrio rojo.




Y llegamos hasta la estación central.




Al día siguiente, la ciudad seguía llena de escoceses.




La noche anterior se había jugado el partido Holanda-Escocia y había tipos llevando kilts y bebiendo cerveza por todo el centro de la ciudad...
Da la casualidad de que nuestro hotel estaba justo en frente del hostal Meeting Point, que es donde me alojé cuando visité Amsterdam por primera vez en 2005 con mis amigas.




En la misma calle estaba esto.


Visitamos la plaza Dam antes de desayunar.




:)




Llegamos hasta el mercado de las flores, en el canal Singel.




Había unas terracitas preciosas.




Caminamos y caminamos...y vimos muchas cosas bonitas.




Llegamos hasta el Vondelpark. Hacía mucho frío.




Dos aves posando para la cámara.




Había unas casas preciosas a un lado del parque.




Ale estaba muuuy contento.




Bicicletas en el canal Singel.




:)




El último día hacía sol. Vistas desde nuestra habitación en el hotel.




Paseamos un poquito más.




Y, antes de irnos, comimos una quiche deliciosa en un sitio muy cuco.



Feliz fin de semana!

costumbre

Se nota que me desacostumbré a escribir, ahora cada vez que me lo propongo me cuesta horrores ponerme.

Ayer tuve dos horas de buena conversación con B. Sentadas en un banco, pasando frío, pero no importó. Estuvimos trabajando el tema de la inseguridad y las comeduras de cabeza innecesarias. Es curioso cómo nos llegamos a comprender!

El sábado fui con Ale al Mercat de la Boqueria, por la mañana. Estaba, cómo no, atestado de turistas, pero pudimos hacer algunas compras. Unas aceitunas rotas riquísimas, un poco de lomo embuchado, y hummus en la parada de cositas griegas. Además, pasamos por una tienda con productos argentinos y Ale se abasteció de dulces para una temporada (bueno, mentira, ayer nos terminamos el último!). Me llevó a una tienda rusa, cuántas cosas desconocidas vi! Lástima que no llevábamos la cámara, habrá que repetir la expedición.

Y ayer estuvimos en la playa, tomando el primer sol de primavera. Con Maca, que decidió que la manera más cómoda de hacerlo era tumbándose sobre la espalda de su papá. Y yo no sé si me estoy haciendo mayor, o qué, pero últimamente la semana antes de... estoy sensible. Muy sensible. Y llorona. Así que ayer sólo me faltaba, encima, estar escuchando a Love of Lesbian con sus

Si de todos mis delirios y mis cuentos
sólo el tuyo ha mejorado el argumento,
¿no serás tú?, ¿no serás tú?
Quizás no importa el tema y eso está de más.

Ahora me escondo y te obsrvo y te puedo decir:
Yo mataré monstruos por ti,
sólo tienes que avisar.

para que dejara escapar más de una y de dos lágrimas.

Ai. Qué tonta soy a veces.